Por Liliana Morel
La experiencia fue absolutamente enriquecedora no sólo porque pudimos vivir y disfrutar siete días en Paris (no hay necesidad de mayores adjetivos para reconocer lo que esta ciudad brinda al viajero, tan bohemia, antigua, moderna, intensa, cosmopolita) sino que pudimos también los siete días restantes sumergirnos en Normandía y Bretaña con sus aires celta pero con un rigor y una fuerza distintos al este, templados quizá por una mayor cantidad de mar abierto.
Todo el enriquecimiento dado por las tres regiones fue acompañado por este grupo que supo disfrutar y sentir à la française: a Flopy por su dulzura, a Virgi por su espontaneidad, a Shirli por su rápida adaptación, a Sara por su esfuerzo, a Claudia, por su capacidad, a Silvia por su comprensión, a Malena, por su dulzura y a Rosana por su instinto maternal siempre presente aún para con nosotras, a todas mi total reconocimiento y agradecimiento.
Cómo olvidarse de la gastronomía y su sidra y su calvados. A Rouen, capital histórica de Normandía, con su gran reloj, su catedral y sus iglesias góticas, sus casas con entramados de madera y sus calles peatonales y la iglesia de Juana de Arco erigida en el mismo lugar en el que fue quemada. Lisieux: ciudad típica e importante lugar de peregrinaje donde vivió santa teresa del niño Jesús. Caen: capital de la baja Normandía, renombrada por sus abadías y por el memorial, museo que expone una amplia documentación sobre los desembarcos de 1944. Arromanches-les-bains conocida por haber sido el puerto artificial del desembarco, símbolo hoy de la paz. Bayeux rica en historia, atractiva ciudad y famosa por sus tapices.
El Monte Saint Michel, que sobre un islote de granito, alberga el monasterio del mismo nombre construido en el 708. La belleza de este sitio, de tipo medieval, nos llevo a la búsqueda de un encuentro místico.
Bretagne dividida en dos partes: la marítima y la boscosa. En la parte costera, Saint Malo es una especie de 'ciudad corsario' medieval, amurallada. Otra ciudad es Dinard, con sus amplias playas, con sus calles empedradas y castillos. Locronan conjuga riqueza y armonía gracias al buen estado de conservación de sus hermosas residencias de estilo renacentista.Quimper: construida en la desembocadura de los ríos Steir y Odet, esta ciudad se desarrolló alrededor de la catedral donde se puede admirar las calles con casas de los siglos XVI, XVII Y XVIII.
Pont Aven: pequeño puerto atractivo donde Gauguin et Bernard crean el “synthétisme”. El encanto y la tranquilidad de los lugares inspiraron algunas de sus mejores pinturas pertenecientes al período escuela de Pont Aven. Carnac: centro prehistórico único en el mundo. Cuenta con más de 3000 mehirs, repartidos en varios alineamientos.
Nantes: sus principales monumentos son: el castillo, la catedral saint pierre et saint paul donde se pueden admirar el espléndido monumento funerario de François II.
Le pays de la loire y centre-val de loira
El Loire es un hermoso valle. Los reyes y nobles hicieron de este sitio su centro preferido. Innumerables castillos enmarcan la región, y se reflejan en las aguas tranquilas del loira. Entre sus castillos figuran: Azay-le-Rideau, y Villandry. Cada uno con su legendaria historia. Chenonceaux, del renacimiento, tiene una larga tradición en manos femeninas. Fue un regalo del Rey Enrique II a su amante Diana de Poitiers, posteriormente perteneció a Catalina de Médicis que celebró grandiosas fiestas en él. Ambas damas le hicieron modificaciones arquitectónicas importantes: la primera le construyó un puente para unirlo al río y la segunda una inmensa galería sobre dicho puente. Chartres, por último muy cerca de París, tiene una de las maravillas del arte gótico francés, la magnífica catedral que simboliza la grandeza de una de las épocas más vigorosas del medievo, patrimonio mundial de la Unesco.
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