jueves, 19 de junio de 2008

Paris, je t'aime




Diario de Viaje
FRANCIA Mayo 2006
Por Juli Trivelli


Hotel en Montmartre
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El “Hotel Bellevue” -67 Rue Phillipe de Girard-75018-Paris- quedaba a unas cuántas cuadras del centro. Sencillo, austero, en plena remodelación. No había ascensores, por lo que teníamos que subir unos 5 pisos hasta el dormitorio. Nos guiaban las alfombras típicas árabes, que se doblaban en algunos extremos y cada tanto entorpecían el paso. En cada uno de los pisos, un color diferente. Imagen atractiva y pintoresca.
El baño: increíblemente diminuto.

Sus dueños eran parisinos pero exiliados de algún país árabe. Es muy común que en los barrios periféricos del centro, se concentren extranjeros de todas las culturas. Afortunadamente, logran convivir pacíficamente en toda la tierra gala. Signo de madurez, tolerancia y grandeza cultural de Francia. Pero, uno no logra diferenciar al francés de pura cepa entre tantas nacionalidades.

Catedral de Notre-Dame

El interior es muy oscuro, pero a través de los grandes rosetones, que rodean la Catedral, entraba una luz ténue, suave, placentera y colorida. Se mezclaban provocando una sensación de regocijo y paz.
No hace falta ser religioso para sentirse parte de la morada de Dios.

Es cierto: la paz, como la felicidad, están en uno mismo. Pero tener la posibilidad de conocer este sitio sensibiliza y logra “arrodillar” hasta el más ateo y descreído. Hasta el más soberbio y caprichoso.

Por los jardines de Versailles
Me sentí intimidada y “très petite” por tanta exuberancia, adulación y escala espacial. Según cuenta la historia, a medida que avanzaba el Rey con sus carruajes, las fuentes se ponían en movimiento, “danzaban”.
Fuentes, jardines, bosques, estanques exquisitamente cuidados, ordenados y precisos.
Espacialmente, el jardín Francés a diferencia del Inglés, es más rígido, forzado, caprichoso, soberbio.

Me pregunto como sería ser mujer en esta época . Creo que me sentiría aprisionada por el corsé y cansada de tanto despliegue protocolar. No tendría el pelo tan perfectamente acomodado. Pero hubiese disfrutado mucho de la comida. Definitivamente, elegiría ser la Elizabeth Bennet , de Jane Austen y no María Antonieta.
Torre Eiffel
Comenzó siendo una estructura transgresora, “tosca”, para luego ser amada y admirada mundialmente. Una obra tan atemporal como única. Impresionan su estructura y las vistas que se logran desde muchas aristas de la ciudad.

Paris, es una ciudad de “iconos visuales”, de arquitecturas aisladas: Sacre- Coeur, Notre-Dame, el Louvre, La Madelaine, contrastan pero armónicamente, dialogan.
Esta es la imagen más poderosa que me quedo de la ciudad, fascinante en sus 360º.


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