ÁFRICA Y EL RESPETO POR LOS ANCIANOS
Francophonies – Julio 2004.
Traducción: Prof. Lili Gaido
MUJER ANCIANA-MUJER RESPETADA
Madres, esposas, abuelas…: las mujeres son las transmisoras de la educación reconocidas en la esfera familiar.
Mujeres de campo, de aldeas, madres, abuelas que en su madurez se transforman en memoria, puente y transmisores del patrimonio, cultura y educación de una sociedad.
En el continente africano existe una paradoja: la ambivalencia del rol de la mujer. Confinadas, en la flor de la edad, a un rol productivo en los campos, en los molinos, ellas aseguran también un rol reproductivo para garantizar una descendencia política y vigorosa al clan, tribus o etnia. Mejor reconocida socialmente con el transcurso de los años, integrada al seno de los cenáculos de patriarcas, magnificada en diversas comarcas del imperio de Mali al Reino de Kanem Bornou pasando por las unidades territoriales de África central, la mujer cumple un rol comunitario visible, pertinente y portador de la transmisión de los valores sociales, culturales, bases de la educación instalada progresivamente en los niños desde la cuna, pedestal étnico y ancestral inoculado a lo largo de la vida.
NADA DE EMANCIPACIÓN SIN CONSERVACIÓN DE LA TRADICIÓN
Para el caso de las comunidades autóctonas por ejemplo, son sobre todo las mujeres, afirma Amina Ben Cheikh coordinadora de la conferencia de las mujeres autóctonas de África, quienes perpetúan y promueven la cultura de su pueblo y esto aún si viven generalmente en una sociedad en desintegración. La transmisión de la lengua, de la historia y de la cultura oral, de la música, danza, de las costumbres, del conocimiento artesanal y del medio ambiente, de las hierbas medicinales y de la higiene muestra la importancia de sus labores en materia de educación.
Un verdadero rol social para la mujer anciana
La mujer anciana mantiene contacto con los suyos y escapa así a un posible aislamiento. Ella asiste a su hija después del alumbramiento.
Una regla no escrita en las sociedades africanas establece que toda madre debe asistir a su hija cuando ésta dio a luz un nuevo niño. La abuela abandona su pueblo para pasar una decena de semanas con su hija y sus pequeños. Su misión principal es efectuar labores cotidianas que su hija, cansada a causa de su maternidad no puede cumplir.
Ella recibe su nuera en “un período de formación”
Antes del casamiento, en ciertas sociedades africanas, la novia vive durante un tiempo con su suegra para que ella le revele los “pequeños secretos” de su hijo. La joven aprende así a cocinar los platos preferidos por su futuro esposo y se le cuenta cotidianamente anécdotas que han marcado la vida de su novio. Años atrás, esta era la etapa que representaba los verdaderos noviazgos.
Ella protege la familia contra la “mala suerte”
Éste es un rol importante reservado generalmente a la “mamie” (como se le llama cariñosamente a las abuelas) y tomado muy en serio: proteger a las jóvenes generaciones contra la mala suerte. Así, cuando sus descendientes llegan a su ciudad de residencia, consideran como un deber ir a pedirle la bendición. Generalmente, se trata de pequeños salivazos en las manos pero nadie podría prescindir de ellos.
Constant Tékam
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