Extraído en RFI (Radio France Internacional)
Willy Ronis nació el 14 de agosto de 1910 en el 9° distrito de París, de padres judíos que habían huido de las persecuciones de Europa del Este. Su primer contacto con la profesión lo obtuvo de su padre, fotógrafo de barrio, que le regaló una cámara Kodak.
“Para mí era un juguete. Yo no quería ser fotógrafo, quería ser compositor de música”, diría al final de su vida, como autor de unas 100.000 fotografías.
Pese a su vocación inicial, la enfermedad de su padre en 1932 lo obligó a ocuparse del estudio fotográfico de la familia, un oficio que le resultaba tedioso por su carácter sedentario. En 1935, tras la muerte de su progenitor, se mudó al popular 11° distrito de París.
En 1936, empapado con ideales de izquierda que comparte con Robert Capa o David “Chim” Saymour, Ronis ilustró con su cámara la llegada al poder del Frente Popular. En esa época conoció a Brassaï o Cartier Bresson, con quienes sentó las bases de la “fotografía humanista”, una mirada vívida que describe la vida cotidiana.
Ronis definió esta aproximación de su profesión con una metáfora: “Es sacar fotos como canta el pájaro. Sin hacerse preguntas”.
Sus primeros reportajes fotográficos fueron publicados en la revista "Miradas", donde ilustró las huelgas en la fábrica de Citroën.
Durante la Segunda Guerra Mundial dejó la fotografía y se dedicó al teatro, a la decoración cinematográfica y a la pintura de joyas con su esposa Marie-Anne, entre otras actividades.
Cuando llegó la Liberación del país, Ronis participó en el renacimiento de la prensa ilustrada y en 1946, formó parte del primer equipo de la agencia Rapho, al lado de Robert Doisneau y Brassaï.
“Para mí era un juguete. Yo no quería ser fotógrafo, quería ser compositor de música”, diría al final de su vida, como autor de unas 100.000 fotografías.
Pese a su vocación inicial, la enfermedad de su padre en 1932 lo obligó a ocuparse del estudio fotográfico de la familia, un oficio que le resultaba tedioso por su carácter sedentario. En 1935, tras la muerte de su progenitor, se mudó al popular 11° distrito de París.
En 1936, empapado con ideales de izquierda que comparte con Robert Capa o David “Chim” Saymour, Ronis ilustró con su cámara la llegada al poder del Frente Popular. En esa época conoció a Brassaï o Cartier Bresson, con quienes sentó las bases de la “fotografía humanista”, una mirada vívida que describe la vida cotidiana.
Ronis definió esta aproximación de su profesión con una metáfora: “Es sacar fotos como canta el pájaro. Sin hacerse preguntas”.
Sus primeros reportajes fotográficos fueron publicados en la revista "Miradas", donde ilustró las huelgas en la fábrica de Citroën.
Durante la Segunda Guerra Mundial dejó la fotografía y se dedicó al teatro, a la decoración cinematográfica y a la pintura de joyas con su esposa Marie-Anne, entre otras actividades.
Cuando llegó la Liberación del país, Ronis participó en el renacimiento de la prensa ilustrada y en 1946, formó parte del primer equipo de la agencia Rapho, al lado de Robert Doisneau y Brassaï.
Los amantes de la Bastilla
A partir de 1947, Ronis se apasionó por los barrios populares de Belleville y Ménilmontant y caminó por las calles de ese París popular -“Salía con mi cámara hasta para ir a comprar el pan”-, al que plasmó en fotografía.
Una de sus fotos más conocidas es la de una pareja besándose en lo alto de la columna de Julio de la Bastilla.
“Había subido ese día para sacar fotos desde arriba. No veo a nadie, y me digo ‘voy a estar tranquilo’. Me doy vuelta, y veo a dos amantes acodados mirando el paisaje. Mientras armo mi máquina, el joven le da un beso en la sien a su amiga. No se dieron cuenta de que los fotografiaba”, recuerda.
Treinta años después, el primer fotógrafo francés en trabajar para la revista norteamericana Life volvería a encontrarse con la pareja, “Riton” y Mariette.
A fines de los años 70 le llegó la consagración con el Gran Premio de las Artes y las Letras para la fotografía (1979) y uno de sus libros recibió el prestigioso premio Nadar (1981).
Después, se sucedieron exposiciones, retrospectivas y homenajes, en especial en París, y a fines de 2008 publicó "Nubes", con muestras de 56 años de trabajo fotográfico.
A partir de 1947, Ronis se apasionó por los barrios populares de Belleville y Ménilmontant y caminó por las calles de ese París popular -“Salía con mi cámara hasta para ir a comprar el pan”-, al que plasmó en fotografía.
Una de sus fotos más conocidas es la de una pareja besándose en lo alto de la columna de Julio de la Bastilla.
“Había subido ese día para sacar fotos desde arriba. No veo a nadie, y me digo ‘voy a estar tranquilo’. Me doy vuelta, y veo a dos amantes acodados mirando el paisaje. Mientras armo mi máquina, el joven le da un beso en la sien a su amiga. No se dieron cuenta de que los fotografiaba”, recuerda.
Treinta años después, el primer fotógrafo francés en trabajar para la revista norteamericana Life volvería a encontrarse con la pareja, “Riton” y Mariette.
A fines de los años 70 le llegó la consagración con el Gran Premio de las Artes y las Letras para la fotografía (1979) y uno de sus libros recibió el prestigioso premio Nadar (1981).
Después, se sucedieron exposiciones, retrospectivas y homenajes, en especial en París, y a fines de 2008 publicó "Nubes", con muestras de 56 años de trabajo fotográfico.
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